La constante fundamental en los 60 años de la economía socialista de Cuba ha sido su total incapacidad para generar un crecimiento adecuado y sostenible, sin ayuda y subsidios considerables de una nación extranjera, a fin de poder financiar sus importaciones con sus propias exportaciones. La historia de esta dependencia económica comenzó con España en la época de la colonia, continuó con Estados Unidos durante la primera república, se expandió de manera significativa con la Unión Soviética y finalmente con Venezuela desde el inicio de este siglo.